domingo, 16 de octubre de 2011

El Caminate

Caminando por las calles sin memoria, caminando con la cara de frente y quemada por el sol, caminado de prisa en oleadas de gente o en soledad inminente; con los zapatos rotos por caminos despoblados ,se pasa la vida rápido así sin pensar solamente viviendo el vivir.


Hay veces que en algún camino siento su pequeña mano agarrada de la mía, mas el polvo que levantan mis pies me siega la vista y sigo caminando.

A veces de paso camino junto a extraños y entre pasos entrelazados nos formamos uno solo. Y después entre huellas en la tierra se separan los caminos, más en mis huellas, las huellas dejaron y de cierto modo ya no estarían tan solas.

Hay veces que se camina sin poder parar, y aunque exista un pensamiento de querer volver, regresar a sentir ese aire pasado; el mismo camino se va encargando de llevarte más lejos y aunque gires la cabeza no se alcanza a ver qué tan larga es la fila de tus pasos.

Cuándo se camina cegado por la cotidianidad de los caminos, por los mismos paisajes; el camino parece no cambiante y los pasos se confunden.

Por el camino se miran muchos caminantes que nunca encuentran el camino adecuando y se van perdiendo lentamente, las suelas de sus zapatos se terminan.

Quise caminar junto a alguien, pero mis pasos desafiantes caminaban siempre con prisa y no se dejaron alcanzar, sólo lo hacían cuando exhausto del camino mi mente quería olvidar.

Traté de comparar sus pasos con los míos, reflexionando hace ya mucho tiempo qué caminé por ahí , más mi memoria es de corto plazo, sólo espero que la huella de mis pasos haya sido pesante y firme, para que ni el viento ni el nuevo caminante la borre ni la desgaste